Ensayo
de la segunda parte de catequesis evangelizadora
A través de la
historia, la Iglesia ha pasado por
algunos capítulos en los cuales se ha
hecho necesario que se realice renovación de las estructuras pastorales,
pero tales cambios solo podrán
realizarse en la conciencia clara de lo
que es la Iglesia, tomando la parte esencial en la misión que nos corresponde.
Primero que todo debemos tener claro que la Iglesia es misionera por excelencia
y el objetivo de esta misión es aspirar a la salvación del género humano para
que en ellos se instaure la conciencia de que estamos en la búsqueda del reino
de Dios, y que en esa búsqueda somos todos los responsables por la misma
conciencia misionera.
Al respecto de lo que habla
el escrito de catequesis evangelizadora en su segundo apartado, la Iglesia
complementa la obra de la catequesis con la práctica de lo que se menciona en
el libro de: la martyría, la diaconía, la koinonía, y al liturgia. Estos se
convierten en aspectos indispensables que difieren de la misma naturaleza de la
Iglesia y al respecto denota que estos elementos se pueden convertir de acuerdo
a la fuerza que se les dé en una catequesis del testimonio, algo que en la Iglesia
por estos tiempos no ha sido tan demarcado, y quizá lo que el mundo exija para poder dar cierto sentido de credibilidad
a la Iglesia en el mundo de hoy. Algo que la Iglesia tendrá que tener como
principal objeto en las catequesis y demás conferencias, deberá ser la vivencia
de lo que se profesa para ser creído,
pues solo un verdadero convencido de su fe podrá en forma serena convencer de
lo que habla y cree.
Se puede afirmar desde
determinado punto de vista, que la Iglesia puede poseer como características
fundamentales entre las cuatro ya mencionadas la koinonía y la martyría, ya que
estas dos hacen notar que la Iglesia ha
sido caracterizada por el anuncio a los
hombres y por la entrega abnegada de la vida de algunos que no temieron a la misión encomendada por
el Señor y a ejemplo de Él que entrego su vida para la salvación de los
hombres y selló el pacto de la alianza,
así ellos que en su territorio instauraron la Iglesia que por demás debe de arrastrar por el testimonio
de una Iglesia en comunión así a ejemplo de los primeros cristianos que
convirtieron pueblos paganos a ejemplo del testimonio de amor y de unidad, sin
embargo al lanzar cierta expresión se le estaría dando muy poco sentido de ser
a la liturgia y a la diaconía, que en mi parecer personal el carácter de la
liturgia puede llegar incluso a catequizar más que las anteriores mencionadas
por el autor como las más indispensables, puedo decir sin temor a equivocarme
que por los mismos signos sensibles y eficaces se alimenta y se vivifica la fe
de los cristianos, y que reunidos en asamblea expresan al comunión de las
primeras comunidades cristianas, quedando denotadas las demás características
que tiene la Iglesia. En el anuncio (martyría)
en el momento en que se nos es proclamada la palabra del Señor y la
homilía, en el servicio (diaconía), en el ministro que es siervo de Dios para
los hombres ejerciendo el sacerdocio real de Cristo, y en la comunión
(koinonía), en el signo de que El Señor nos reúne como el pueblo suyo para
partir el pan y alimentarnos. Entonces se puede afirmar que en la liturgia
están contenidos todos los elementos, sin llegar a decir que los otros no valen
la pena ejercerlos en la vida diaria de la pastoral catequética, pero hay que
reconocer la liturgia como fuente donde Cristo nos fortalece por medio de su
palabra y su presencia real en el pan y el vino, de donde se sale mucho más
fortalecido en el espíritu para anunciarlo, de igual manera esta labor estará
consumada en la liturgia en la medida en que las homilías del sacerdote también
sea una fuerte experiencia de catequesis y de transformación, como lo dice
Alberto Sotomayor, estas no tendrán ningún sentido en la Iglesia si se carece
de una de todas ¿y que mejor forma de unirlas que a través de la liturgia?, es
precisamente ahí donde el cristiano será catequizado y será en un futuro
catequizador. Solo en la conciencia de un verdadero catequizado, estará
infundido el ardor misionero y la
renovación a la que tiene que aspirar la
Iglesia en la actual situación. La actual Iglesia deberá volver a las
características de las primeras comunidades para poder de raíz iniciar la anhelada renovación pastoral que la Iglesia
necesita y que espera de cada uno de nosotros los cristianos.
Para poder en la Iglesia
alcanzar las estructuras de la
renovación en la catequesis evangelizada, se deberá infundir la inculturación
del evangelio en todos los ámbitos de vida, en los cuales todo cristiano está
expuesto a vivir en la cotidianidad, cumpliendo y ejerciendo las cuatro
características de la Iglesia por naturaleza, siendo la luz y la guía para los
hombres de todas las culturas incluso llegando a establecerse el diálogo
interreligioso entre las culturas, evitando en la vida de nosotros tal y como
lo dice el apóstol San Pablo salir descalificados nosotros mismos, es decir que
en el actuar esta el servir, en el vivir esta el testimoniar y el anunciar toda
nuestra vida es catequesis y anuncio de Dios, el elemento de la catequesis
fundamental más que en la redundancia se encuentra en el actuar, desde este
mismo paso como ya lo he mencionado antes está la trascendencia de los procesos
en la vida pastoral de la catequesis, denotando también que la catequesis no se limita al punto del
adoctrinamiento sino en el vivir constantemente las características del
cristiano solo desde este aspecto se comprenderá que desde el regalo de Dios de
pertenecer a la Iglesia, no se es
cristiano por accidente ni por mera coincidencia , sino porque hemos sido
tocados y tomados por El Espíritu Santo de Dios
y que al caminar y peregrinar de esta Iglesia misionera que quiere la
salvación de todo el género humano se tiene el deber de comunicar lo que se nos
ha transmitido, no solo de palabras sino
con lo que he querido determinar como
la catequesis del testimonio.